Medicamentos del doctor Soivré.

Hemos hablado ya de los todopoderosos hipofosfitos, que daban energía a los hombres y a las mujeres fuerzas para mantener su belleza.  Pero la quinina, aunque te haga más resistente no te libra de la enfermedad…y para eso estaba el Doctor Soivré.  ¡Este producto era aún mejor! ¡Valía para todo!

 

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Con un montón de información apelotonada y un señor gritando en  una de las esquinas, este producto aparentaba ser milagroso. No había nada que no curase, incluidos los problemas sexuales.  Mu fan del “para viejos sin años”.

Hipofosfitos.

Ya os hablé hace algunas semanas hablamos del poderoso reconstituyente “Hipofosfitos Salud”, un producto muy de moda a finales del siglo XIX y principios del XX. Hoy os traigo unos cuantos anuncios más de este “milagroso” mejunje.

Comencemos por los ancianos: ¿por qué lamentarse por los años pudiendo meterse un lingotazo de quinina entre pecho y espalda?

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Pero los ancianos no eran los únicos que podían beneficiarse del reconstituyente. Los niños eran también consumidores habituales de esta sustancia. Para los que no lo hayáis probado, os diré que la quinina es bastante asquerosilla. Es muy, muy amarga, y no me cuesta imaginarme a los niños huyendo como gacelas cada vez que su madre abriese el bote. Bien pensado, sí que les la daba energías.

Claro, que los lactantes estarían libres de pasar ese mal trago…Pues sí. A medias. Porque el anuncio recomendaba que los bebés solo tomasen leche materna, pero… ¡eso sí! Que mientras tanto la madre que tomase el jarabe, que de este modo los niños crecerían sanos y robustos.

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Y es que “Hipofosfitos Salud” era un producto para todo el mundo y para todas las edades.

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Hay muchos más anuncios de este producto, que iré pondré más adelante. Creo que, por el momento, con estas dos entregas habéis tenido suficiente para conservar una salud de hierro. Y espero que haya servido para os recuperéis un poquito de la resaca electoral…

Anís Infernal

Normalmente, y como ya vimos con los hipofosfitos,  los anunciantes destacan las virtudes de su producto, las razones por las que has de comprarlo y usarlo. Este anuncio en cambio es “peculiar”. Anís infernal. El peor del mundo.

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¿Qué llevaría a los publicistas a anunciarlo así? ¿Pretenderían acaso despertar la curiosidad del lector? Es una posibilidad, la mía al menos la ha despertado. Otra posibilidad es que los compradores habituales fuesen los amigos de un futuro novio para la despedida de soltero, jóvenes ansiosos por probar cosas nuevas o tal vez, era un anís para quien quería emborracharse de forma rápida y barata (¡y pillar también una buena resaca!) Lo único que puedo añadir al respecto es que, tras investigar un rato por internet he podido constatar que esta marca sobrevivió al menos hasta la década de los 70 y que se comercializó en España y en América Latina así que tan malo no sería… O eso, o es que la gente tiene más aguante que cerebro.

Hipofosfitos.

La publicidad tiene que ser ingeniosa para sobresalir y para ser efectiva. Si además utiliza la estrategia del miedo, el éxito está asegurado. Y durante mucho tiempo (aunque cada vez menos, afortunadamente), se utilizaron los estereotipos de género como herramienta publicitaria. Todo el mundo esperaba que el hombre fuese activo, fuerte y poderoso. Lo que se entendía por “varonil”. La mujer, en cambio, tenía que ser “femenina”, refiriéndose con ello a ser delicada, hermosa y cuidadosa de su imagen… pero no débil como veremos más abajo.

Resulta curioso que un mismo producto utilizase estos estereotipos tan diferentes para vender un mismo producto: los “Hipofosfitos Salud”. Hipofosfitos salud era un reconstituyente que se recomendaba a todo el mundo: hombres, mujeres, niños, ancianos, embarazadas… y para cada grupo había un eslogan y una estrategia de venta diferente,  pero siempre basados en los estereotipos de cada grupo.

Hay muchísimos anuncios de este producto, tantos como beneficios da, pero para que no os empachéis hoy os traigo solo unos pocos.

Para la mujer:

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¡Mujeres bellas! No dejéis que la pobreza de la sangre marchite vuestros encantos. La inapetencia, la debilidad, la anemia, el insomnio y el cansancio se curan bien y pronto nutriendo la sangre de hierro y glóbulos rojos con el poderoso Reconstituyente Jarabe de Hipofosfitos Salud. 
Más de 30 años de éxito creciente. Único aprobado por la Real Academia de Medicina. Rechace usted todo frasco donde no se lea en la etiqueta exterior HIPOFOSFITOS SALUD impreso en tinta roja.

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Usted está inapetente y la debilidad arruina su naturaleza y destruye todas  sus seducciones. Acabará siendo usted una mujer desgraciada si no toma enseguida el reconstituyente incomparable para la mujer: El Jarabe de Hipofosfitos Salud. 
Más de 30 años de éxito creciente. Único aprobado por la Real Academia de Medicina. Rechace usted todo frasco donde no se lea en la etiqueta exterior HIPOFOSFITOS SALUD impreso en tinta roja.

Para el hombre:

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La debilidad es impropia del hombre. Por eso, usted, que se halla inapetente, desnutrido y a un paso de la anemia, debe usted transformar su sangre y regenerar su organismo convirtiendo su fatiga y decaimiento en la energía, vigor y poder que corresponde a su sexo. Esa transformación la hallará usted tomando desde hoy mismo el famoso Jarabe de Hipofosfitos Salud. 
Más de 30 años de éxito creciente. Único aprobado por la Real Academia de Medicina. Rechace usted todo frasco donde no se lea en la etiqueta exterior HIPOFOSFITOS SALUD impreso en tinta roja.

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Un hombre sin voluntad, neurasténico, que mira indiferente la vida, siente fatiga en el trabajo y hastío en los placeres, es hombre perdido si no toma enseguida el poderoso Tónico-Reconstituyente, Jarabe de Hipofosfitos Salud. 
Más de 30 años de éxito creciente. Único aprobado por la Real Academia de Medicina. AVISO: Rechace todo frasco donde no se lleve en la etiqueta exterior HIPOFOSFITOS SALUD en rojo.

Como ya dije antes, hay otros anuncios de este producto, enfocados a un público general, a ancianos, a niños y por supuesto, muchos más orientados a hombres y a mujeres. Más adelante os iré poniendo más anuncios de este producto. No tienen desperdicio. Y no se vosotros, pero yo quiero mil frascos.