Mas que una tonta superstición

Siempre es triste ver como la superstición acaba con la razón. Pero cuando una superstición provocada por un charlatán acaba en la muerte de una persona, lo que podía haber sido una anécdota se convierte en tragedia.

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Impacta la frialdad de la familia, que no solo matan a uno de los suyos, sino que aseguran con vehemencia que había que hacerlo porque traía mala suerte. Sin arrepentimientos. Claro, que eso fue lo que declararon, quizás los auténticos motivos fuesen otros… aunque vistos determinados grupos que existen hoy en día, que la noticia sea tal cual la cuenta el periódico no sería de extrañar.

A veces, una insiste en  tener fe en la humanidad y creer que fue algo diferente a un “Vamos a matarlo, que está gafao”, pero la estupidez humana no tiene límites


PD: Hay que destacar que la transcripción es literal, así que algunas palabras no se rigen por la ortografía actual, ya que vio, dio, fue y fui eran palabras que, hasta 1959, iban con tilde.


Las tragedias de la superstición.

Toda una familia acuerda matar a uno de sus miembros.

Los periódicos franceses dan cuenta del siguiente suceso:

En los alrededores de Nerac, toda una familia campesina se ha puesto de acuerdo para asesinar a uno de sus miembros, el viñador Marc Delias.

Los asesinos venían advirtiendo que desde hacía algún tiempo todo para ellos eran desgracias. Las vacas se ponían enfermas, morían los becerros, no se lograban las cosechas.

Entonces fueron a consultar a un adivino del país llamado Pedro Fajet quien les dijo:
– El autor de todos vuestros males es Marc Delias, que os ha hecho mal de ojo. Y mientras viva no esperéis mejorar de suerte.

La familia se reunió poco más tarde en una especie de Consejo y Marc Delias,  por su abuelo, su mujer y otros parientes fué condenado a muerte.

Su abuelo y un amigo lo atrajeron a un lugar seguro y allí fué asesinado a golpes de hacha. El cadáver, metido en un saco, fué luego arrojado al río.

Toda la familia de Marc Delias está presa actualmente. Pero lo que, según los periódicos de donde tomamos la noticia, constituye lo increíble de esta tragedia rústica es que los criminales se hayan perfectamente convencidos de haber obrado tan sólo en legítima defensa.

No se advierte en ellos el menor arrepentimiento y su prisión les parece una terrible injusticia

Y esto–añaden los periódicos– en Francia, en el siglo XX y después de cincuenta años de República, y de instrucción gratuita y obligatoria.